-Volviendo al tema de la articulación entre poder y rock, ¿ queda algo de contestatario, de rebeldía, en el rock?
-Se enojó porque yo también me enojé. Nunca me había pasado en mi vida tener que censurarme. Y él me exigió que tres capítulos no salieran.
-¿Cuáles eran?
-Uno se llamaba “El Fuhrer y la Páez Family Stone”. Otro era “El Emperador y su Corte”: contaba ciertos valores que se manejaban. Por ejemplo, que la camisa de Fito Páez valía 150 dólares, que el champán que tomaba costaba 100. Y “Una chacrita de latas” recogía anécdotas de Fito embriagado. Porque Fito nunca fue drogón, las habrá probado, como todo el mundo, no sé, pero para él la única droga era la cerveza. El más lindo borracho que yo he conocido… no se le daba por la agresividad, ni por llorar. Se le daba por la insensatez.
-¿Y aceptaste la censura?
-Sí, al final me convenció. Gané mucha plata con ese libro.
-¿Estás enojado todavía con Fito?
-No. Yo lo quiero muchísimo, es uno de los tipos más hermosos que conocí. Y una de las personas que más me ayudó en mi vida
Monologo de Enrique Symns durante una presentación de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota
Escamas de una misma piel
por Fito Paez
Prologo a La vida es un bar de Enrique Symns
(Editorial Cuenco de plata)El prologuista es siempre un entrometido, llámese como se llame.
Así, desplegaré acá todas mis dotes de entrometido para contarles que Mr. Symns ha acumulado en este libro las hilachas de una vida desprendidas en su mayoría de una Revista llamada cerdos & peces; más que una revista, una trinchera; más que una trinchera una buena amiga. De esas que se acuestan con vos y no quieren ser tu chica, pero si te ven con otra son capaces de comerte el higado.No el del gato: el tuyo.
Flameando por Corrientes durante muchos años, fue la mirada alternativa - o una de ellas- de un mundo que seguía su curso. Y auí van Luis Vicente,el siloísta español escribiente de un potente under; Jorge Aón, el libanés fantástico cazador de panteras,amigo de los putos, amanecedor profesional. Nuestra querida Elsa, Elsa Cicuta, metiéndose en la braguetas de todos nosotros en las circunstancias más insólitas,muerta en Italia trágicamente por un escape de gas. El licenciado Galeano,poeta diletante,madrileño estudioso del escomoqueísmo argentino,psicólogo devorador de sí mismo e insomne empedernido.La pluma de Julián Meyer,que todo lo sabe y todo se lo lleva,desde niñas hasta el dinero de partidas de truco y póker. El predilecto de Enrique.
Leo Nerón,el chacal romano. Carlos Xaneit, el sociólogo brasileño especialista en temas místicos que descubrió que la aparición de la Virgen de Lugano no era más que una banda de cretinos que movían hilos y con jugo de tomate hacían sangrar a la pobre chica que por miseros tres pesos la hora se prestaba estar disfrazada de Madre María.
Karl Forbes, el escritor cuasi loco explotado por sus psiquiatras.
William Burroughs, Lewis Carroll y el escéptico y aséptico y siempre bienvenido Carlos Fernández Duro,militante obcecado del pensamiento cientificista, en su tan celebrado reportaje con el extraterrestre.
Todos y cada uno de ellos escamas de una misma piel,desmenuzadores de nada,Hammets de sí mismos: todos ellos Enrique Symns a través del tiempo y de los bares. En una casa tomada de Londres, en una Villa en Río. Asesinos y poetas. Es lo mismo. Todos intentando decir algo y presos de la implacable cárcel del lenguaje.
A por ellos y a no dejarse engañar. Nadie sabe nada.
Salud, Enrique, a tu juego te han llamado. Y la próxima vuelta va por mi cuenta.