domingo, 15 de noviembre de 2009

Enrique Symns & Fito Paez










-Volviendo al tema de la articulación entre poder y rock, ¿ queda algo de contestatario, de rebeldía, en el rock?




- Una anécdota: le estaba haciendo un reportaje a Baglieto durante la dictadura de Viola. Le pregunto sobre el régimen y un chiquito de anteojos, viene corriendo desde lejos y dice: permiso, puedo decir algo. Yo no sabía quién era y le dije que sí. Entonces empezó a putear a los militares. Aquel muchacho era Fito Páez. El nunca cambió. Es el único tipo que siempre puteó contra los militares, y contra Menem y toda la casta política. Yo digo que hoy, esta actitud se ha vuelto un ejercicio más fácil de realizar. El rock es cobarde. Los músicos de rock son seres tan insensatos y tan miserablemente egocéntricos. La música aquí está tan dispersa que una de las discusiones que tuvo lugar dentro del underground fue, si alguna vez no había que comprar siete mil guitarras y repartirlas entre la gente. Wagner discutió esto con Bakunin. Wagner dijo: "Yo estoy destruyendo la música", y cuando se planteó esto argumentó que las construcciones que él estaba elaborando, las realizaba para que la gente no tocase más música. Entonces esto es lo más grave porque las cosas deben ser devueltas; la música debe ser devuelta a la gente. Cualquier lenguaje en poder de pocos, es temiblemente peligroso. Esto es lo que quiso decir Wagner cuando maldijo la música.





















-Cuando se separó el grupo de rock más famoso de allá, Los Tres, me pidieron que escribiera su biografía. La escribí. El libro se llama “La última canción”. Construí el libro sobre la base de testimonios. Hice una biografía así: te entrevisto a vos, te pido dos nombres, vos me das dos nombres, creés que esas personas van a hablar bien, pero yo me entero que ellos se separan porque la novia del cantante se acuesta con todos los músicos, lo que genera una crisis interna. Es una manera de explicar la verdad de por qué se habían separado. Lo cuento. Me trajo tantos problemas como la biografía de Fito. Las personas creen que contratan un biógrafo para que hable bien de ellos. Se equivocan si me llaman a mí. Yo vengo a hablar de lo que es tu vida.





-¿Por qué Fito se enojó?





-Se enojó porque yo también me enojé. Nunca me había pasado en mi vida tener que censurarme. Y él me exigió que tres capítulos no salieran.





-¿Cuáles eran?





-Uno se llamaba “El Fuhrer y la Páez Family Stone”. Otro era “El Emperador y su Corte”: contaba ciertos valores que se manejaban. Por ejemplo, que la camisa de Fito Páez valía 150 dólares, que el champán que tomaba costaba 100. Y “Una chacrita de latas” recogía anécdotas de Fito embriagado. Porque Fito nunca fue drogón, las habrá probado, como todo el mundo, no sé, pero para él la única droga era la cerveza. El más lindo borracho que yo he conocido… no se le daba por la agresividad, ni por llorar. Se le daba por la insensatez.





-¿Y aceptaste la censura?





-Sí, al final me convenció. Gané mucha plata con ese libro.





-¿Estás enojado todavía con Fito?





-No. Yo lo quiero muchísimo, es uno de los tipos más hermosos que conocí. Y una de las personas que más me ayudó en mi vida














Monologo de Enrique Symns durante una presentación de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota



Escamas de una misma piel


por Fito Paez


Prologo a La vida es un bar de Enrique Symns

(Editorial Cuenco de plata)



El prologuista es siempre un entrometido, llámese como se llame.


Así, desplegaré acá todas mis dotes de entrometido para contarles que Mr. Symns ha acumulado en este libro las hilachas de una vida desprendidas en su mayoría de una Revista llamada cerdos & peces; más que una revista, una trinchera; más que una trinchera una buena amiga. De esas que se acuestan con vos y no quieren ser tu chica, pero si te ven con otra son capaces de comerte el higado.No el del gato: el tuyo.


Flameando por Corrientes durante muchos años, fue la mirada alternativa - o una de ellas- de un mundo que seguía su curso. Y auí van Luis Vicente,el siloísta español escribiente de un potente under; Jorge Aón, el libanés fantástico cazador de panteras,amigo de los putos, amanecedor profesional. Nuestra querida Elsa, Elsa Cicuta, metiéndose en la braguetas de todos nosotros en las circunstancias más insólitas,muerta en Italia trágicamente por un escape de gas. El licenciado Galeano,poeta diletante,madrileño estudioso del escomoqueísmo argentino,psicólogo devorador de sí mismo e insomne empedernido.La pluma de Julián Meyer,que todo lo sabe y todo se lo lleva,desde niñas hasta el dinero de partidas de truco y póker. El predilecto de Enrique.

Leo Nerón,el chacal romano. Carlos Xaneit, el sociólogo brasileño especialista en temas místicos que descubrió que la aparición de la Virgen de Lugano no era más que una banda de cretinos que movían hilos y con jugo de tomate hacían sangrar a la pobre chica que por miseros tres pesos la hora se prestaba estar disfrazada de Madre María.

Karl Forbes, el escritor cuasi loco explotado por sus psiquiatras.

William Burroughs, Lewis Carroll y el escéptico y aséptico y siempre bienvenido Carlos Fernández Duro,militante obcecado del pensamiento cientificista, en su tan celebrado reportaje con el extraterrestre.

Todos y cada uno de ellos escamas de una misma piel,desmenuzadores de nada,Hammets de sí mismos: todos ellos Enrique Symns a través del tiempo y de los bares. En una casa tomada de Londres, en una Villa en Río. Asesinos y poetas. Es lo mismo. Todos intentando decir algo y presos de la implacable cárcel del lenguaje.

A por ellos y a no dejarse engañar. Nadie sabe nada.

Salud, Enrique, a tu juego te han llamado. Y la próxima vuelta va por mi cuenta.